lunes, 11 de mayo de 2015

Escribir una novela: de cazador a granjero.

Escribir una novela es algo complicado. Los relatos cortos y los poemas vienen por inspiración, como el ciervo que pasa bajo la mirada del cazador. Tomas esa inspiración y creas algo nuevo. Es corto, explosivo. Una novela, en cambio, no es el fugaz encuentro con una musa salvaje, sino el resultado de mucho, mucho tiempo de dedicación y constancia. Yo digo que hay dos tipos de escritores, el cazador y el granjero. El cazador acecha en los bosques esperando a que aparezca, tras los árboles, la inspiración anhelada. El granjero, en cambio, aprendió a dominar la inspiración. Tiene un rebaño de musas domesticadas. Las cuida, alimenta, atiende. Puede disponer de ellas cuando le haga falta. No tiene que salir a cazar, no tiene que esperar por una musa salvaje.

Sí, es posible que te preguntes si la musa se puede domesticar. Yo te digo que hay formas de hacerlo. Mira mi artículo http://anelsonochagavia.blogspot.com/2015/04/principios-del-escritor.html. Espero que te sea de utilidad. Son consejos relativamente universales que puedes adaptar a tu personalidad y a tu modo de vida. Eso sí, si quieres triunfar en la escritura, necesitas constancia, entusiasmo, paciencia, auto-disciplina y, sobre todo, mucha confianza en ti mismo/a. Estos son recursos interiores que debe tener cualquier persona para conseguir el éxito en cualquier proyecto, no solo en la escritura.

Volviendo al tema de la novela…

Para escribir una novela, es más que conveniente deshacerse de los hábitos de cazador y evolucionar a la ganadería y a la agricultura. Debes convertirte en granjero. Construir una granja con buenos cimientos y llenar tu rebaño de musas otrora salvajes. Solo así puedes tomar su carne y su leche cuando lo necesites, ¡y lo necesitarás! Escribir una novela requiere de mucha constancia. Trabajar sistemáticamente, preferiblemente varias veces a la semana.

Recomiendo dejar a un lado el Word, que es genial para escribir cualquier tipo de documentos, pero a la hora de administrar un proyecto tan grande como una novela, o más aún, una saga, es una herramienta que se vuelve algo tediosa. Yo, en lo personal, prefiero el Scrivener. Puedes descargar una versión free en http://scrivener.softonic.com/descargar. Versiones posteriores y con mejores características, solo las he encontrado para Mac. Las disponibles para Windows son de pago. Agradecería mucho cualquier colaboración al respecto. Sin embargo, la versión limitada Scrivener Beta 1.9 me ha sido de mucha utilidad. Gracias a ella he podido estructurar las actuales 244 páginas que por el momento tiene mi novela. En el futuro, pienso desarrollar mi propia aplicación para escritura profesional. Debo agradecer a la escritora Nerea Nieto por la recomendación (http://nereanieto.com/diariodeunaescritora/). Como todo artista, disponer de la herramienta adecuada es un plus muy importante en el desarrollo de tu obra. Puedes construir un edificio bloque a bloque, con herramientas rudimentarias, y aun así llegar muy lejos. Así lo hicieron con las pirámides los antiguos egipcios. Pero disponer de grúas y tecnologías avanzadas de construcción, te hará mucho más fácil el trabajo.

Sin embargo, lo más importante es que aprendas a domesticar tu musa. Tú debes controlarla, no ella a ti.

Espero que mis consejos te sean de utilidad. Agradeceré cualquier aportación pues, a fin de cuentas, solo soy un escritor novel y, como decía Emerson, cualquier persona es mejor que uno en un sentido u otro y, por tanto, en ese sentido puedes aprender de ella.

Sin más, me despido. Qué tengas un lindo día y gracias por leerme.

lunes, 4 de mayo de 2015

Al escepticismo

 Después de unos días difíciles, además de varios capítulos de mi novela, escribí algún que otro poema. Te regalo uno de ellos:



Al escepticismo

Máscaras enraizadas al rostro
un indestructible duet
disfrazan la hermosura
de la sensibilidad

Es la apócrifa fuerza
murallas con ladrillos de cera
candidez enmascarada
una ilusión de madurez

El niño ingenuo
harto de parecer tonto
ya no cree en nada
y nada ve
¡eso lo decidió él!

Su indiferencia
esa tumba de titanio
entierra la sensibilidad
ella, que es inmortal

Veo un iceberg
con un corazón de fuego
un escudo, contemplo
sé que hay detrás
un pecho con mil heridas

Duras son las máscaras
las de mármol
las de acero
unas sonríen siempre
otras no tienen expresión

¡Y hay tantas, tantas!
tantas que a nadie conozco
ni conoceré
nunca he visto ni veré
la carne de un rostro.