martes, 7 de abril de 2015

Principios del escritor

Éstos son algunos principios que aplico a diario, basados en investigaciones que he realizado, técnicas de programación neurolingüística y, sobre todo, en mi experiencia personal y la experiencia de otros escritores.

1.    Diviértete. Éste es el más importante de todos y es válido para todo. Cuando te diviertes, tu mente se pone en un estado creativo que te permite fluir y desplegar todo tu ingenio. Se sabe que Ray Bradbury escribía por el mero placer de hacerlo y que disfrutaba, sobre todo, la sensación y el sonido de las teclas de su máquina de escribir.

2.    Recuerda que escribir es una forma de comunicar. Nunca olvides que no escribes para ti mismo, sino para que los demás te lean. Si lo que quieres es lo primero, bueno… para eso están los diarios. Escribe con naturalidad, sencillez y claridad. Como decía Borges, “la literatura es una forma de alegría. Si leemos algo con dificultad, el autor ha fracasado. Por eso considero que un escritor como Joyce ha fracasado, porque su obra requiere un esfuerzo. Un libro no debe requerir un esfuerzo, la felicidad no debe requerir un esfuerzo”.

3.    La palabra es el medio, no el fin. Que la forma sea siempre un medio para expresar el contenido, y no un fin en sí mismo. Que la técnica ayude, no limite.

4.    Escribe y lee a diario. Mantén tu mente despierta y con predisposición a la escritura creativa. Escribir es tu ejercicio, leer es tu alimentación: recuerda que la mente es un músculo. La escritura es como practicar un deporte. Cada palabra, cada párrafo, cada cuartilla que escribes contribuye a tu entrenamiento como escritor. Y de la misma forma que los deportistas tienen una rutina, tú debes crear la tuya propia. Elige un día y una hora para escribir. Puede ser dos noches por semana, o durante una o dos horas cada mañana después de levantarte. Eso lo eliges tú según tu horario, tus necesidades, tu forma de vida. Convertir la escritura en un hábito te mantendrá creativo y pronto tendrás la necesidad compulsiva de escribir. Digamos que sería una compulsión muy conveniente para ti si lo que quieres es ser productivo. ¡Ah!, proponte un mínimo de palabras a escribir en cada sesión, pero no te estreses si no siempre lo consigues. Recuerda que lo más importante es divertirse.

En cuanto a la lectura, es vital que lo hagas. Como dije, es tu alimento, tu dieta de escritor. Cuando lees, inconscientemente te empapas de frases, técnicas y otros recursos útiles. Te darás cuenta de que después de leer, te es más fácil escribir.

5.    No te preocupes por el resultado. Toma cada cosa que escribas como un entrenamiento. Recuerda que el ser humano está siempre en proceso de aprendizaje. Puede que no escribas tan bien como quisieras, pero con entrenamiento, dedicación y entusiasmo, irás acercándote poco a poco a tu meta... e incluso podrías llegar más lejos de lo que una vez imaginaste. Haz de escribir parte de tu estilo de vida. Cito a Aristóteles:

“Somos lo que hacemos cada día, de modo que la excelencia no es un acto, es un hábito”.

6.    No pienses que estás escribiendo una obra maestra. Es muy probable que Albert Einstein no fuera consciente del alcance de la Teoría de la Relatividad, y dudo que Bill Gates esperara en serio convertirse en el desarrollador de software más rico del mundo. Diviértete, solo diviértete. Hay dos principios de las culturas orientales que te serán muy útiles: la humildad y la autodisciplina. Recuerda que lo que estás escribiendo es solo un borrador el cual posteriormente vas a corregir, mejorar e incluso reescribir. Todo no sale bien al primer intento, la perseverancia es una actitud propia de los vencedores.

7.    Engánchate con tu propia obra. Esto es muy útil si estás escribiendo algo largo como una novela o una saga. Si te quedas seco y agotas todas las ideas cada vez que escribes, es posible que te cueste trabajo continuar en la próxima sesión. Te sugiero que elijas detenerte cuando más embullado estés, así mantendrás la motivación para la próxima sesión. Además, precisamente por el hecho de que te quedaste enganchado, a lo largo del día pensarás constantemente, de forma consciente o inconsciente, en la obra que estás escribiendo, e irás creando nuevas ideas que enriquecerán lo que vas a escribir a continuación.

8.    Busca un maestro. La mejor manera de aprender es a través de un maestro, de un ejemplo que te guíe. Podrías buscarte un tutor pero, en mi opinión, es mucho más confiable y efectivo elegir como maestro (o maestros) a los gigantes de la literatura. Lee las grandes obras literarias de la Humanidad. Disfrútalas. Luego analízalas y saca conclusiones. Lee cosas que sobre el proceso de escritura han escrito grandes como Poe, Cortázar y otros. En mi opinión personal, trata de buscar obras maestras escritas originalmente en tu lengua materna. Casi nunca las traducciones logran ser tan buenas como la obra original, salvo algunas excepciones.

Por último, si tienes muy definida una línea temática o de género, lee a los grandes que escribieron lo mismo que tú. Si escribes realismo mágico, puedes leer, por ejemplo, a Gabriel García Márquez. Si te gusta la ciencia-ficción, podrías leer a Ray Bradbury o Isaac Asimov. No siempre este consejo combina con lo de evitar leer traducciones. A veces hay en tu idioma muy pocas obras de ese género que disfrutas escribir. Sin embargo, a menudo las obras maestras poseen traducciones magistrales que no tienen casi (casi) nada que envidiarle a la obra original.

9.    Usa y haz lo que te sea útil. Si necesitas concentración, busca el momento y el lugar donde nadie te moleste. Si escribes mejor con música, ponla. Si prefieres escribir de pie o con una pluma del siglo XIX, ¡hazlo! No importa si te pones a chiflar como Mickey Mouse cuando escribes, si tienes una hora de sexo desaforado  o si te pones a correr en taparrabo por toda la ciudad. Si funciona y te ayuda a escribir, no dejes la oportunidad de hacerlo.

ADVERTENCIA: Evita hacer cosas que te dañen, como ingerir drogas, emborracharte, etc. Pero eso, por supuesto, es elección tuya y solo tuya.

10. Economiza. No uses más palabras de las necesarias, trata de lograr oraciones bonitas, sencillas, que cumplan su cometido con el menor número posible de palabras. Usa palabras sencillas. No uses una palabra complicada o poco común, a menos que sea la mejor manera de expresar algo. Sin embargo, este consejo evita aplicarlo a tu primer borrador. Ésta ocasión es para escribir lo primero que te venga a la mente, ya tendrás tiempo para agregar, quitar, cambiar, reescribir y todo lo que quieras.

11. Escribe con los cinco sentidos. Cuando escribas, incluye vista, sonido, tacto, gusto y olfato. Que el lector ponga en acción las modalidades visual, auditiva y kinestésica de su mente. Imagina con todo detalle la historia que estás escribiendo. Analiza posibilidades, alternativas, giros de la historia, etc. Entrevista a tus personajes, ponlos a prueba en una u otra situación, conócelos hasta en sus más nimios detalles.

12. Sé flexible. No te aferres a nada que hayas escrito. No te enamores de un pedazo de texto o un pedazo de historia. Cambia lo que creas que debas cambiar. Sé flexible y dinámico.

13. Activa tus recursos.  Cuando empieces  a  escribir,  hazlo  con entusiasmo. Te puede ser útil recordar momentos en que te hayas sentido muy bien escribiendo, para que así invoques los recursos correctos. Escribe con auto-confianza, relajación y sentido del humor. Disfruta el acto de escribir, diviértete. Recuerda que eres una artista de la palabra.

14. Sé el dueño de tu obra. Jamás escribas bajo el yugo de lo que piensan los demás. Ten en cuenta consejos y opiniones, pero no escribas nunca para agradar a otra persona que no seas tú. Ten en cuenta que si te gusta tu obra, habrá otros a quien también les gustará. No trates de abarcar todos los públicos, eso es avaricia.

15. Vive la escritura. Busca inspiración en tu vida, en las personas que conoces, en las experiencias que has vivido. Usa tus propios paradigmas, conceptos e ideas. Derrama tu ser completo sobre la hoja de papel.

Espero que te sean de utilidad. ¡Suerte!

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